El partido del Málaga en el Bernabéu nos dejó un detalle que sólo descubrimos en los días posteriores. La reacción de Ruud Van Nistelroy tras marcar Cazorla con el tiempo cumplido. En esa decepción indisimulada, en esos brazos caídos, vimos más madridismo del que vemos en muchos a los que nos quieren vender como símbolos. Mientras Ruud nos mostraba su amargura por el gol del equipo que ahora le paga, incapaz de blindar su corazón al sentimiento que le genera el escudo que un día lució en su pecho, otros comenzaban la gestualización de su propio fracaso buscando culpables no sabemos dónde. Ante esas imágenes contrapuestas de Van Nistelrooy y Casillas empezamos a preguntarnos quién es el madridista y quién el mercenario en esa división que realizan siempre algunos plumillas para los que sólo la cantera puede parir madridistas. El holandés tan sólo jugó en el Madrid tres temporadas pero resultó suficiente para que germinara en él un madridismo que nos emociona. Estamos acostumbrados a canteranos madridistas que tuvieron que salir del club celebrando sus goles contra el Madrid como si les fuera la vida en ello. Cada uno que celebre como quiera pero que no nos vendan la moto. La meritocracia es el único factor que un club como el Madrid debe tener en cuenta. Otro gran defensor de la cantera era Zapatero, que sacaba de los pasillos de Ferraz a las Pajines y Aidos y ya conocemos el resultado.
Con el Madrid de Mourinho diez puntos por encima del "mejor equipo de la historia" se empezaba a tambalear todo el imperio ideológico que se había fundado alrededor del equipo de Guardiola y un previsible paseo militar del equipo del portugués por las avenidas de la liga iba a suponer la ridiculización de los que auguraban su fracaso. La gran mentira podía tener las horas contadas y empezábamos a entrever síntomas de que algo se estaba preparando en los despachos, las cafeterías de los hoteles y las habitaciones de los lupanares. "Qué más quieres que te dé, Sandro". El fútbol español, dominado por el buenismo y la hipocresía, es el último reducto de poder del zapaterismo sociológico. El mismo "cordón sanitario" que se firmó en su día contra la derecha española se ha impulsado también contra el Real Madrid. La consigna que deberían colgar sin disimulo en la fachada de la Federación Española es el "No Pasarán". Un nuevo pacto del Tinell, un FEDEUSCA con Villar haciéndose el gallego y Bielsa de Lehendakari.
Las sospechas se acabaron ayer y nos dimos de bruces con la realidad. El arbitraje de anoche de Paradas Romero fue, más allá de jugadas puntuales, un ejemplo perfecto de cómo consumir la moral, desquiciar a un equipo e hipotecar su fúturo para los siguientes partidos. La tarjeta amarilla a Lass en el minuto cuatro dinamitó el trivote de Mourinho y obligó a cambiar el guión. La expulsión de Rui Faria por aplaudir a Cristiano fue el pistoletazo de salida de una performance friki que no nos hizo ni puta gracia. La actuación del colegiado me recordó a la de los nerds que los profesores dejaban al cuidado de la clase y que aprovechaban ese momento para vengarse de los que les daban collejas en el patio llenando la pizarra con sus nombres. La venganza rastrera de los mediocres, que se producía, eso sí, a sabiendas de tener de su lado al poder.
A pesar del arbitraje del Rajesh Koothrappali de Antequera, el Madrid se hubiera llevado la victoria de no haber sido por una nueva pifia de Casillas. Otra vez una falta con el tiempo extinguido que un compañero de La Roja le cuela por su palo. Entre Paradas y Casillas, oxímoron, nos hicieron olvidar esa obra de arte que esculpieron Özil y Cristiano en el gol del Madrid. Mourinho prefirió no hablar tras el partido irritando a los listillos que se frotaban las manos imaginando sus periódicos y programas ya escritos para una semana. El Madrid necesitaba lo de anoche. Los equipos de Mourinho necesitan la tensión de vivir en la disidencia, frente al mundo. Como los pobladores de Zion contra Matrix, "el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad". Mourinho es el Elegido. Es él...o la nada.
Desquiciados por un hijo de puta, así acabamos. Y acordándonos de la madre del "santo", también. Reconozco que intento ser fuerte para el Imperio, pero, a veces, los enanos me comen la moral.
ResponderEliminarPD: Si alguno padece de hipotensión, le recomiendo la lectura de la crónica del partido de Villarreal a cargo de Samano.
Regina
Gracias. Necesitaba algo así.
ResponderEliminarHe descubierto este blog gracias a Santiago Navajas y estoy alucinado por la calidad y lo buenísimos que son los artículos, soy madridista y coincido totalmente con tus artículos de opinión que dan mil vueltas a los escritores habituales del seudoperiodismo oficial tipo as y marca. la estructura, la opinión, el uso del lenguaje, las metáforas, las referencias culturales.
ResponderEliminarYa sé que quizá no sea lo habitual en estos foros pero creo que aunque no fuera madridista me resultaría interesantísimo leer tus opiniones por su nivel de calidad.
Muchas gracias y sigue así.
Gracias a todos.
ResponderEliminar