jueves, 26 de abril de 2012

Combustible

"En la victoria lo merecemos, en la derrota lo necesitamos", dijo Napoleón Bonaparte. Las derrotas son los cimientos sobre los que se levantan las obras imperecederas. No existen las derrotas dulces, es precisamente la amargura en el paladar del alma la que genera el combustible que te levanta, el analgésico que mitiga el dolor. La derrota de anoche en las semifinales de la Copa de Europa contra el Bayern de Múnich duele un poco menos porque fue sólo fútbol. Nada más y nada menos que fútbol. Perdió el Madrid contra un igual sin pretensiones de predicador, sin la superioridad moral como escudo invisible bordado en la camiseta, sin la mentira y el victimismo como banderas que ondea el viento del totalitarismo ideológico. Fueron mejores, más maduros, más poderosos física y mentalmente y ante esa realidad sólo cabe felicitarles uno a uno como hizo Mourinho por nosotros demostrando a los analistas malintencionados que la rabia del portugués no asoma en la derrota, tan sólo ante la injusticia.

El martes fue el Barcelona el que cayó eliminado frente al Chelsea. La desbordante alegría que sentí es algo que nunca le podré perdonar a Guardiola. Recordé aquella frase de Ray Loriga en "Lo peor de todo" y me di cuenta de que durante los últimos años me había convertido en uno de ellos. “La gente buena no se conforma con lo buena que es y tiene que estar mirando siempre lo malos que son los demás. Lo mismo les pasa a los hinchas del Barcelona”. Cuando el Pep se marche y el fútbol vuelva a ser sólo fútbol volveré a ser el de antes.

Volviendo al partido de ayer, ya habíamos advertido de los graves problemas de mentalidad del Madrid. Pareció que la madurez y la sobriedad se agotaron en el Nou Camp y el cajero del Bernabéu nos dijera anoche "saldo insuficiente, consulte con su entidad". Dos goles de Cristiano en los primeros minutos auguraban un partido tranquilo a pesar de que el Bayern había mostrado ya su poderío y Marcelo su predisposición al desorden. El brasileño es el traje divertido e informal que uno se pone para un bautizo pero que queda poco serio y nada elegante en una boda. Si bien es cierto que un arranque de genialidad suyo a punto estuvo de clasificar al Madrid cuando el partido expiraba, no lo es menos que su actitud durante el partido distó mucho de la que se espera de un profesional comprometido. Su displicencia a la hora de regresar a su posición tras sus arrancadas sin juicio obligaron a esfuerzos complementarios a centrales y mediocampistas. Esa última jugada, plena de velocidad y potencia ponía en claro que el desgaste de Marcelo había sido inferior al del resto.

Tras el gol del Bayern el partido fue siempre lo que los alemanes quisieron. Más que la superioridad física fue la emocional la que decantó la eliminatoria. La superioridad de jugadores que supieron tomar siempre las mejores decisiones frente a jugadores que fueron incapaces de tomar decisión alguna. La ausencia de un liderazgo claro se evidencia más en las ocasiones grandes, cuando alguien debe dar un paso al frente y conducir al resto. En orden meritocrático ese lider debería ser Cristiano pero su liderazgo quedó desactivado cuando los capitanes, azuzados por la prensa, le afearon algunos de sus comportamientos en nombre del puto señorio y corrieron después a contarlo a los Morales de guardia. La capitanía del Madrid del siglo XXI se debería otorgar a aquel que lo merezca aunque acabe de llegar al equipo. Las palabras de Cristiano al acabar el partido de anoche no dejan duda de quién debería portar ese brazalete, basta echar un vistazo a la nómina de capitanes actuales para comprenderlo. Un equipo joven como éste necesita referentes adecuados en los que apuntalar su desarrollo. Los jóvenes jugadores de hace no demasiados años tenían el espejo de Hierro y Redondo y de jugadores secundarios pero llenos de sabiduría competitiva como McManaman o Panucci. Ese trabajo le queda a Mourinho que nos dió la única alegría de la noche al declarar de propia voz que su proyecto tiene fúturo. Un año más juntos, aprendiendo del mejor entrenador del mundo, debería bastar para cumplir lo que este equipo promete.

La derrota no fue tan dura como otras pero no hemos podido evitar despertarnos esta mañana un poco como aquel Bukowski. "Me levanté y fui hacia el jodido cuarto de baño. Odiaba mirarme en aquel espejo pero lo hice. Vi depresión y derrota. Unas bolsas oscuras debajo de mis ojos. Ojitos cobardes, los ojos de un roedor atrapado por un jodido gato".
El año que viene más.




4 comentarios:

  1. Jaja, gran final.

    Estamos confiantesh porque, entre otras cosas, el proyecto dirigido por Mourinho lleva una tendencia ASCENDENTE. Eso es trabajar, eso es un proyecto, eso es estabilidad institucional, y ésta liga que se va a conseguir es mucho más que una sóla liga, al igual que el último clásico, fué mucho más que un sólo clásico. ¿Manitas? Me las paso por los cojones, sinceramente. El Real Madrid siempre golpea más fuerte y éste año, gracias a la continuidad de un gran PLAN, lo ha vuelto a demostrar y además en la pocilga culerda, ante todo un aquelarre de hijos de puta. JA JA JA, Y JA. El Barcelona ganará ésta TEMPORADA -que no éste año- un par de trofeos... ¡¡De la galleta!!, y gracias.

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  2. Entiendo que el liderazgo del equipo lo da, o lo quita, quien tiene el poder, que para eso manda. Por mucho que los españoles afeen su conducta es el míster quien decide los galones y la jerarquía de Cristiano.
    Espero que ahora que se va el humildat, como bien comentas, podamos ver otro madridismo, no el del exceso de adhesión, que comentaba Gistau, sino el que mira por uno mismo, sin necesidad de buscar en la zahurda interina ni en la bosta exógena. La versión almirabada, pero honesta ( "no asoma en la derrota, tan sólo ante la injusticia"), de Pepe y Mourinho esta última semana alambica sus virtudes deportivas y emponzoña a sus detractores propagandísticos. Es la mejor noticia, porque la renovación de Mou es tan buena para nosotros como para él.

    Bien traído, Pedro, como otras veces.

    Salud y suerte.

    Óscar

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  3. Enhorabuena por la página. Un soplo de aire fresco que marca la diferencia con la sicariada oficialista.

    Después de la gran limpia de corrales que nunca agradeceremos bastante al portugués, se intuye que el gran caballo de Troya que tiene que atacar Mou para que el proyecto siga creciendo se llama Casillas, y no sé si con la victoria en Liga le llegará para poder enfrentarse a él...

    En el aspecto deportivo, espero que Mou recapacite y comience a buscar centrocampistas de toque; el equipo no controla los partidos, y menos aún los cierra, con Di María y Cristiano juntos, porque Ozil se encuentra sólo y sus marcadores lo tienen fácil. La mera salida por Di María de un cadáver futbolístico como Kaká, o de Granero el día del Clásico, hizo tomar el control del juego superando al rival, que ya no sólo tenía que preocuparse de parar contraataques a tumba abierta. El repaso del partido de Copa en el feudo farsante vino por ahí, con un Ozil a sus anchas con Kaká de compañero ayudándole a aguantar el balón rompiendo esa primera presión que realiza el equipo culé.

    Se corre el riesgo de caer en parecidos errores que el Barsa, que no encuentra alternativas cuando el toque no le sirve.

    Un saludo.

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  4. Recuerdo que hace durante el verano, no sé si el pasado el anterior, se publicaron noticias en la prensa deportiva porque Mourinho quería darle el brazalete de capitán a un jugador de campo. Lo frenaron desde la directiva en seco. Es obvio que Casillas no puede levantar a un estadio plomizo y dormido como lo hacía Raúl corriendo tras el balón, presionando a los defensas. Cuando un equipo ve que su capitán corre como un poseso, no tiene más remedio que reaccionar. Por la cuenta que le trae.

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