Esperanza Aguirre se ha echado un jefe de Barcelona que lo
primero que dijo fue que Esperanza era más Guardiola que Mourinho, suponemos
que para que no le apedrearan la sede de la empresa. Para desmentir al baranda, sin que se note mucho, ha declarado la expresidenta esta mañana que se va a cargar la cantera del
PP de Madrid y que sólo van a poder optar a cargos públicos aquellos con experiencia en el ámbito privado. Sea como trabajadores, sea como empresarios. Quiere la sobrina
nieta de Gil de Biedma políticos a lo Arbeloa, que aprendan a ganarse la vida
fuera antes de regresar a casa a ocupar un puesto en el equipo. Deja Aguirre
sin esperanza a los canteranos de la calle Génova mientras los canteranos de Baviera
están de Oktoberfest en enero y Mario Gómez preguntando qué coño es un falso 9.
Se decidió Guardiola al fin por la más razonable de las
ofertas que se le presentaban para ser coherente con su discurso y que le siga
sentando bien el traje del emperador. Se hacía difícil pensar que acabaría el
Pep en Londres o en Manchester teniendo el jeque y el ruso las manos manchadas
de petróleo, que para algunas sensibilidades es como tenerlas manchadas de
sangre. Además ese fútbol paciente que abandera Guardiola podría no ser del
agrado de los aficionados en un país en el que las gradas rugen cuando se consigue
un saque de esquina pero no consta que lo hayan hecho nunca cuando se cede el
balón al portero. Ni siquiera en ese Arsenal desnaturalizado por Arsene Wenger.
El Pep al Bayern dispuesto a ser un nuevo Maximiliano I vestido de Toni Miró. Descartados
los petroleros le quedaban dos opciones al de Sampedor, el Celtic de Glasgow
para asistir en persona a ese ensayo del referéndum catalán que va a ser el referéndum
escocés y el Bayern de Múnich para sentir el pálpito de lo federal por si
recula Durán i Lleida y hay que tirar por la vía de Pere Navarro, que quiere
federalismo asimétrico haciendo poética y política de un oxímoron que entienden
sólo en Canadá. Teniendo Guardiola un paladar muy fino, educado en Can Adría, no
se veía desayunando whisky caliente y haggis y ha preferido la cerveza y las weißwursts,
que son como butifarras blancas que no hace falta colgar de un palo. Es
Cataluña una Baviera mediterránea y latina con un Pujol que no quiso ser
Stoiber porque andaba demasiado ocupado engendrando millonarios, aunque CiU es
un CSU con barretina que se ha echado al monte de la independencia para que no
se le vean las vergüenzas y los depósitos. Nos cuesta imaginar que no haya
intentado el Pep sentar a su lado en el banco a Lothar Matthäus y garantizar
reportajes que muestren la ignominia del Real Madrid, del pisotón de Juanito al
dedo en el ojo de Tito. Ya nos avisó Manuel Jabois de que Guardiola siempre
vuelve y de vuelta está. Corren sus viudas a matricularse en el Goethe-Institut,
abandonadas como Sissi Emperatriz, mientras el Pep recita el poema Epitafio del
bávaro Bertold Brecht.
“Escapé de los tigres
alimenté a las
chinches
comido vivo fui
por las mediocridades”