Bajé el domingo por la mañana a tomar un café y al pasar
delante de un quiosco pensé por un momento que me había pasado como a Resines
en Los Serrano, que los últimos años no habían sido más que un sueño. Consulté
la fecha en el móvil mirando de soslayo a Felipe González en la portada de El
País y a Aznar en lo de Pedro Jota. Fue tan sólo una falsa alarma. “Just
another false alarm”, que cantaba Morrissey cuando The Smiths. Al parecer Aznar
ha escrito la primera parte de sus memorias dejando para la segunda la
narración de las dos veces que yo le di de comer, que fue las dos veces lo
mismo. Medio solomillo poco hecho y ensalada LTC. A González, celebrando el
aniversario de la victoria del 82, lo llevaron a una cosa del PSOE, como si
fuera Chicote, a ver si podía hacer algo por un negocio que se viene abajo.
Cometiendo el mismo error que el cocinero, no empezó por exigir personal más
cualificado y una limpieza a fondo de las cañerías sino que se limitó a
insinuar un menú más de centro y eso nos recordó la mayoría natural, aquella de
la que hablaba Fraga.
Un partido contra el Ajax es un poco también una mirada al
pasado, a un tiempo prendido con alfileres en la chaqueta de la memoria. Un
regreso a ese fútbol puramente sentimental del que habla Manuel Jabois, a los
cromos de Johan Cruyff vestido ya de blaugrana, los goles de Van Basten y la
frialdad exquisita de Rijkaard. Puede que el gran error de Bernabéu fuera no
haber traído a aquel Johan con el que se hubiera podido asentar una nueva
dinastía, como la de Di Stefano, y andaríamos ahora buscando la decimosexta con
el Milan mirándonos a la altura del culo. Los que hablan de la influencia de
Cruyff en el Barça del tiqui-taca y la humildat saben poco de aquel fútbol
total engendrado en los canales de Ámsterdam y olvidan conscientemente el
carácter tormentoso de Johan. Nada tenían que ver aquellos jugadores salidos de
la cantera del Ajax con los chicos sencillos cultivados en La Masía, en una
agricultura ecólogica que acaba resultando un timo. No sabemos por qué pero el
Madrid no fue nunca mucho de pescar en aquellas aguas y cuando lo hizo, con
equipo puente de por medio, no duró lo que hubiera sido de desear y es que uno
todavía no entiende que a Clarence Seedorf lo vendiera Sanz para pagar no sé
qué nóminas o las deudas de una partida de poker, hurtándonos un capitán como
Dios manda.
Con todo el pescado vendido lo importante del partido
parecían ser las ruedas de prensa de Mourinho o sus apariciones porque como
decía Umbral de Eugeni D’Ors: “En sus conferencias no se sabía qué atraía más,
si la palabra o la aparición, porque lo suyo eran apariciones”. Mourinho se
apareció el sábado sobre el césped del Bernabéu como hacía “Pizarrín” Ferrándiz
cuando el Madrid de baloncesto visitaba Magariños para que toda la ira de La
Demencia recayera sobre él y no sobre los jugadores. Lo que nadie podía esperar
es que un entrenador del Real Madrid tuviera que hacerlo en el Bernabéu para
aplacar las iras de los piperos. A Mourinho ya lo ponen en la frontera los
guardianes del señorío y los valores. Aquellos que hablan del madridismo como
si fueran antropólogos seguidores de Franz Boas que no hubieran asumido la
revolución cognitiva y siguieran creyendo en la mente superorgánica y la
conciencia grupal. Charlatanes que son al Real Madrid lo que el Institut Nova
Història es a la cultura catalana.
El partido no tuvo demasiada historia porque el Ajax salió a
jugarle al Madrid como salen los equipos a jugarle al Barça en la liga
española, pidiendo autógrafos con la mirada y disculpándose por cualquier
tropezón por involuntario que sea. Sirvió para que Modric, un canterano de la
guerra de los Balcanes, mostrara el talento que le adivinábamos y que le puede
servir a Xabi Alonso para tomarse un respiro antes de que llegue el momento de
la verdad. Se lesionó Coentrao, un canterano de la miseria, el hambre y el
trabajo infantil, y eso obligó a Mourinho a recomponer la defensa sacando a
Pepe que portó el brazalete de capitán que alguien, incomprensiblemente, le
había entregado primero a Adán. Un pase mágico de Modric finalizado por Benzema
sirvió para adelantar al Madrid que a partir de ahí jugó el partido que quiso.
Marcó un golazo Kaká sin que ello suponga que haya vuelto del país de los muertos
más que para darse un paseo y Callejón se volvió a reivindicar ante la baja
forma de Di María, otro canterano de la miseria y el hambre. Asistimos al debut
en Copa de Europa de José Rodríguez, futbolista con planta de torero antiguo y
cara de fotografía en blanco y negro. Gitano con seriedad de patriarca y
soltura de adolescente en el ruedo del Bernabéu ante los piperos del 7. Que
Dios reparta suerte.
Están desatados, todos los días agresiones que les perdonan al rival, goles anulados, ... jajajaa. No saben cómo echar a Mou, desde que se ganó al madridismo por pura claridad y valentía (la comparación con Valdano resultó de lo más convincente) Hay elecciones en verano, el portugués -y Cristiano- tienen la sartén por el mango, y al disfrazado Floren le va a tocar seguir fingiendo un ratito largo... ¿Os imaginais que los portugueses fueran con un candidato opositor a su medida, alguien tipo "Calderón" no elegido ni controlado por los que mandan, que se colara en la presidencia y comenzara a dejar hacer deportivamente a los que saben y a defender al club a muerte? El $ist€ma tampoco quiere ni imaginárselo, jeje.
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